El líbano en la Biblia




En la Santa Biblia, se menciona el Líbano 71 veces.
 
Deuteronomio 1, 7
Es hora de levantar el campamento y seguir adelante. Vayan al territorio montañoso de los amorreos y a todas las regiones vecinas: el valle del Jordán, la zona montañosa, las colinas occidentales, el Neguev y la llanura costera. Vayan a la tierra de los cananeos y al Líbano, y avancen hasta el gran río Éufrates.
 
Deuteronomio 3, 25
Te pido por favor que me permitas cruzar el Jordán para ver esa tierra maravillosa que hay del otro lado, la bella zona montañosa y los montes del Líbano”.
 
Deuteronomio 11:24
Todo lugar que pises con la planta de tus pies será tuyo. Tus fronteras se extenderán desde el desierto, en el sur, hasta el Líbano, en el norte, y desde el río Éufrates, al oriente, hasta el mar Mediterráneo, en el occidente.
 
Josué 1, 4
desde el desierto del Neguev, al sur, hasta las montañas del Líbano, al norte; desde el río Éufrates, al oriente, hasta el mar Mediterráneo, al occidente, incluida toda la tierra de los hititas”.
 
Josué 9, 1
Ahora bien, todos los reyes que estaban al occidente del río Jordán se enteraron de lo que había sucedido. Eran los reyes de los hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, quienes vivían en la zona montañosa, en las colinas occidentales y a lo largo de la costa del mar Mediterráneo hasta las montañas del Líbano, al norte.
 
Josué 11, 17
El territorio israelita ahora se extendía desde el monte Halac, que se eleva hacia Seir, al sur, hasta Baal-gad, al pie del monte Hermón, en el valle del Líbano, al norte. Josué mató a todos los reyes de esos territorios,
 
Josué 12, 7
La siguiente es una lista de los reyes que Josué y los ejércitos israelitas derrotaron al occidente del Jordán, desde Baal-gad, en el valle del Líbano, hasta el monte Halac, que sube hacia Seir. (Josué les dio esa tierra como posesión a las tribus de Israel,
 
Josué 13, 5
 la tierra de los giblitas y toda la región de montañas del Líbano, que está hacia el oriente, desde Baal-gad, al pie del monte Hermón, hasta Lebo-hamat;
 
Josué 13, 6
y toda la zona montañosa desde el Líbano hasta Misrefot-maim, incluida toda la tierra de los sidonios. »Yo mismo iré expulsando a esos pueblos de la tierra del paso de los israelitas. Así que asegúrate de darle esta tierra a Israel como una preciada posesión, tal como te lo ordené.
 
Jueces 3, 3
Estas son las naciones: los filisteos (que vivían bajo el dominio de los cinco gobernantes filisteos), todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que vivían en las montañas del Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta Lebo-hamat.
 
Jueces 9, 15
 Y el espino les respondió a los árboles: “Si realmente quieren que yo sea su rey, vengan a refugiarse bajo mi sombra. Si no, que salga fuego de mí y consuma los cedros del Líbano”».
 
1 Reyes 4, 33
Podía hablar con autoridad acerca de todo tipo de plantas, desde el gran cedro del Líbano hasta el diminuto hisopo que crece en las grietas de las paredes. También era versado en materia de animales, aves, reptiles y peces.
 
1 Reyes 5, 6
« En consecuencia, ordena, por favor, que se corten cedros del Líbano para mí. Permite que mis hombres trabajen junto a los tuyos, y yo pagaré a tus hombres el salario que tú pidas. Como bien sabes, ¡no hay nadie por aquí que sepa cortar la madera como ustedes, los sidonios!».
 
1 Reyes 5, 9
Mis siervos llevarán los troncos desde las montañas del Líbano hasta el mar Mediterráneo y los pondrán en forma de balsas para que floten a lo largo de la costa hacia el lugar que tú decidas. Luego desarmaremos las balsas para que ustedes puedan llevarse los troncos. Puedes pagarme proveyendo alimentos para mi casa».
 
1 Reyes 5, 14
Los envió al Líbano en turnos de diez mil por mes, de modo que cada hombre estuviera un mes en el Líbano y dos meses en casa. Adoniram estaba a cargo de estos trabajadores.
 
1 Reyes 7, 2
Uno de los edificios de Salomón se llamaba Palacio del Bosque del Líbano. Medía cuarenta y seis metros de largo, veintitrés metros de ancho, y trece metros y medio de alto. Había cuatro filas de columnas de cedro, sobre las cuales se apoyaban grandes vigas también de cedro.
 
1 Reyes 9, 19
Construyó ciudades como centros de almacenamiento así como ciudades para sus carros de guerra y sus caballos. Construyó todo lo que quiso en Jerusalén, en el Líbano y por todo su reino.
 
1 Reyes 10, 17
También hizo trescientos escudos más pequeños de oro labrado a martillo; cada uno pesaba casi dos kilos. El rey colocó los escudos en el Palacio del Bosque del Líbano.
 
1 Reyes 10, 21
Todas las copas del rey Salomón eran de oro macizo, igual que todos los utensilios en el Palacio del Bosque del Líbano. No estaban hechos de plata porque en los tiempos de Salomón la plata no se consideraba de valor.
 
2 Reyes 14, 9
Entonces el rey Yoás de Israel respondió a Amasías, rey de Judá, con el siguiente relato: «En las montañas del Líbano, un cardo le envió un mensaje a un poderoso cedro: “Entrega a tu hija en matrimonio a mi hijo”; pero justo en ese momento, un animal salvaje del Líbano pasó por allí, ¡pisó el cardo y lo aplastó!
 
2 Reyes 19, 23
 Por medio de tus mensajeros, has desafiado al Señor. Dijiste: ‘Con mis numerosos carros de guerra conquisté las montañas más altas, sí, las cimas más remotas del Líbano. Corté sus cedros más altos y sus mejores cipreses. Alcancé sus rincones más lejanos y exploré sus bosques más espesos.
 
2 Crónicas 2, 8
« Envíame también del Líbano troncos de cedro, de ciprés y de sándalo rojo, porque sé que no hay nadie que se compare con tus hombres para cortar madera del Líbano. Yo enviaré a mis hombres para ayudarlos. 
 
2 Crónicas 2, 16
Nosotros cortaremos toda la madera que necesites de las montañas del Líbano y llevaremos los troncos en balsas por la costa del mar Mediterráneo hasta Jope. Desde allí podrás transportar los troncos hasta Jerusalén».
 
2 Crónicas 8, 6
También reconstruyó Baalat y otros centros de almacenamiento y construyó ciudades para sus carros de guerra y sus caballos. Construyó todo lo que quiso en Jerusalén, en el Líbano y por todo su reino.
 
2 Crónicas 9, 16
También hizo trescientos escudos más pequeños de oro labrado a martillo; cada uno pesaba tres kilos y medio. El rey colocó los escudos en el Palacio del Bosque del Líbano.
 
2 Crónicas 9, 20
Todas las copas del rey Salomón eran de oro macizo, igual que todos los utensilios en el Palacio del Bosque del Líbano. No estaban hechos de plata porque en los tiempos de Salomón la plata no se consideraba de valor.
 
2 Crónicas 25, 18
Entonces el rey Yoás de Israel respondió a Amasías, rey de Judá, con el siguiente relato: «En las montañas del Líbano, un cardo le envió un mensaje a un poderoso cedro: “Entrega a tu hija en matrimonio a mi hijo”; pero en ese momento, un animal salvaje del Líbano pasó por allí, ¡pisó el cardo y lo aplastó!
 
Esdras 3, 7
A pesar de que tenían miedo de los lugareños, reconstruyeron el altar en su sitio original. Luego, cada mañana y cada tarde, comenzaron a sacrificar ofrendas quemadas al Señor sobre el altar.
 
Salmos 29, 5
La voz del Señor parte los enormes cedros; el Señor hace pedazos los cedros del Líbano.
 
Salmos 29, 6
Hace brincar como terneras a las montañas del Líbano; hace saltar el monte Hermón como a un buey joven y salvaje.
 
Salmos 37, 35
He visto a gente malvada y despiadada florecer como cedros en tierra fértil.
 
Salmos 72, 16
Que haya grano en abundancia por toda la tierra, que brote aun en la cima de las colinas. Que los árboles frutales florezcan como los del Líbano y los habitantes crezcan como la hierba en el campo.
 
Salmos 92, 12
Pero los justos florecerán como palmeras y se harán fuertes como los cedros del Líbano;
 
Salmos 104, 16
Los árboles del Señor están bien cuidados, los cedros del Líbano que plantó.
 
Cantar de Salomón 3, 9
El carruaje del rey Salomón está hecho con madera importada del Líbano.
 
Cantar de Salomón 4, 8
Ven conmigo desde el Líbano, esposa mía; ven conmigo desde el Líbano. Desciende del monte Amaná, de las cumbres del Senir y del Hermón, donde los leones tienen sus guaridas y los leopardos viven entre las colinas.
 
Cantar de Salomón 4, 11
Tus labios son dulces como el néctar, esposa mía. Debajo de tu lengua hay leche y miel. Tus vestidos están perfumados como los cedros del Líbano.
 
Cantar de Salomón 4, 15
Tú eres una fuente en el jardín, un manantial de agua fresca que fluye de las montañas del Líbano.
 
Cantar de Salomón 5, 15
 Sus piernas son como columnas de alabastro colocadas sobre bases de oro puro. Su porte es majestuoso, como los nobles cedros del Líbano.
 
Cantar de Salomón 7, 4
Tu cuello es tan hermoso como una torre de marfil. Tus ojos son como los manantiales cristalinos de Hesbón, junto a la puerta de Bat-rabim. Tu nariz es tan fina como la torre del Líbano con vista a Damasco.
 
Isaías 2, 13
Cortará los altos cedros del Líbano y todos los poderosos robles de Basán.
 
Isaías 10, 34
Cortará con un hacha los árboles de los bosques; el Líbano caerá ante el Poderoso.
 
Isaías 14, 8
Hasta los árboles del bosque —los cipreses y los cedros del Líbano— cantan esta alegre canción: “¡Dado que te talaron, nadie vendrá ahora para talarnos a nosotros!”.
 
Isaías 29, 17
Pronto —y no pasará mucho tiempo— los bosques del Líbano se convertirán en un campo fértil, y el campo fértil se convertirá en bosque.
 
Isaías 33, 9
La tierra de Israel se marchita con el duelo; el Líbano se seca a causa de la vergüenza. La llanura de Sarón es ahora un desierto; Basán y el Carmelo han sido saqueados.
 
Isaías 35, 2
Así es, habrá abundancia de flores, de cantos y de alegría. Los desiertos se pondrán tan verdes como los montes del Líbano, tan bellos como el monte Carmelo o la llanura de Sarón. Allí el SEÑOR manifestará su gloria, el esplendor de nuestro Dios.
 
Isaías 37, 24
Por medio de tus mensajeros, has desafiado al Señor. Dijiste: ‘Con mis numerosos carros de guerra conquisté las montañas más altas, sí, las cimas más remotas del Líbano. Corté sus cedros más altos y sus mejores cipreses. Alcancé sus rincones más lejanos y exploré sus bosques más espesos.
 
Isaías 40, 16
Toda la madera de los bosques del Líbano y todos los animales del Líbano no serían suficientes para presentar una ofrenda quemada digna de nuestro Dios.
 
Isaías 60, 13
La gloria del Líbano será tuya —los bosques de ciprés, de abeto y de pino— para embellecer mi santuario. ¡Mi templo será glorioso!
 
Jeremías 18, 14
 ¿Acaso la nieve desaparece de las cumbres del Líbano? ¿Quedan secos los arroyos helados que fluyen de esas montañas distantes?
 
Jeremías 22, 6
Ahora bien, esto dice el SEÑOR con respecto al palacio real de Judá: «Te amo tanto como a la fructífera Galaad y como a los verdes bosques del Líbano. Pero te convertiré en un desierto y nadie vivirá dentro de tus muros.
 
Jeremías 22, 20
Llora por tus aliados en el Líbano; grita por ellos en Basán. Búscalos en las regiones al oriente del río. Mira, todos han sido destruidos. No quedó nadie para ayudarte.
 
Jeremías 22, 23
Puede que sea lindo vivir en un palacio magnífico, recubierto con madera de cedros del Líbano, pero pronto gemirás con punzadas de angustia, angustia como la de una mujer con dolores de parto.
 
Ezequiel 17, 3
Diles de parte del Señor Soberano: »“Un águila grande con alas anchas y plumas largas, cubierta de plumaje de varios colores, llegó al Líbano. Agarró la copa de un cedro
 
Ezequiel 27, 5
Eras como un gran barco construido con los mejores cipreses de Senir. Con un cedro del Líbano te fabricaron un mástil.
 
Ezequiel 31, 3
Eres como la poderosa Asiria, que alguna vez fue como un cedro del Líbano, con hermosas ramas que daban una intensa sombra al bosque y su copa llegaba hasta las nubes.
 
Ezequiel 31, 15
”Esto dice el Señor Soberano: cuando Asiria descendió a la tumba, hice que los manantiales profundos se lamentaran. Detuve el curso de sus ríos y sequé su abundante agua. Vestí de negro el Líbano e hice que se marchitaran los árboles del campo.
 
Ezequiel 31, 16
Hice que las naciones temblaran de miedo al sonido de su caída, porque la envié a la tumba junto con todos los que descienden a la fosa. Los demás árboles vanidosos del Edén, los mejores y más hermosos del Líbano, aquellos que hundían sus raíces profundamente en el agua, se consolaron al encontrar a este árbol allí con ellos en las profundidades de la tierra.
 
Oseas 14, 6
Sus ramas se extenderán como hermosos olivos, tan fragantes como los cedros del Líbano.
 
Oseas 14, 7
Mi pueblo vivirá otra vez bajo mi sombra. Crecerán como el grano y florecerán como la vid; serán tan fragantes como los vinos del Líbano.
 
Nahum 1, 4
Él da la orden y los océanos se secan y los ríos desaparecen. Los buenos pastizales de Basán y el Carmelo pierden su verdor, y los frondosos bosques del Líbano se marchitan.
 
Habacuc 2, 17
Derribaste los bosques del Líbano. Ahora serás derribado. Destruiste los animales salvajes, ¡ahora el terror de ellos será el tuyo! Cometiste asesinatos por toda la tierra y llenaste los pueblos de violencia.
 
Zacarías 10, 10
Los traeré de regreso desde Egipto y los recogeré de Asiria. Yo los estableceré otra vez en Galaad y en el Líbano hasta que no haya espacio para todos.
 
Zacarías 11, 1
Líbano, abre tus puertas, para que el fuego pueda devorar tus bosques de cedro.





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